lunes, 30 de octubre de 2017

Un nombre en el cuello


Una tormenta pasa
                                y
                                    sobrepasa cualquier desierto.

Asciende un nombre por el techo
y se instala en mi cabeza, como si ese fuera el único lugar donde alojarse.

El nombre se desliza por las paredes
suave, se arrastra
                            se ablanda
                                             resplandece.

Dobla por la abertura de la puerta del living
y llega hasta la mesa,
toma el libro que estoy leyendo
lo quita de mis manos
y se trepa hasta mi hombro.

Allí, el nombre posa en mi hombro,
sube hasta mi cuello,
                                arremete
trepa con sopapas invisibles
y se anuncia de inmediato en mis labios
                           
                                                se detiene
                                                me succiona
mancha mis labios de rojo y asciende
trepa por mis ojos
los envenena,
los asfixia,
los arrastra,
los comprime.

Asciende un nombre por mi cerebro
se eleva
            permanece
se instalala en mi cabeza
y late con la misma fuerza con la que laten las nubes de la tormenta que volvió a comenzar.



2 comentarios:

  1. Me encantó.
    Me identifico, no podría expresarlo con tanta belleza pero también he sentido un nombre en el cuello.
    Que decir. Cualquier cosa está de más.
    No dejes de escribir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Moisés, primero gracias por pasar por el blog, recién identifico el comentario (me había quedado en pendientes) ¡Que bueno que te gustó! Sentimos empatía mutua, eso siempre nos une ¿no? no dejaré de escribir, gracias por tus palabras, por pasar y por leer. ¡Beso!

      Eliminar

Corazón blindado

 Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo,  con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...