
Todos hablan y dan recomendaciones de lo que se debe y no se debe hacer.
Como si fuera fácil desteñir una rosa cuando floreció.
Todos hablan y critican a espaldas del tiempo lo que habría o no que decir.
Como si fuera fácil olvidarse del amor cuando está pasando o no enamorarse de esos ojos café.
Todos mueven las bocas pero nadie pronuncia nada, todos llenos de lenguaje pero a la misma vez mudos. No creen en la poética del alma, creen en la polémica del cuerpo, de la tele, del lcd, de la radio, de los sonidos...
Como si fuera fácil encerrar el alma, negarte un beso, llorar sin lágrimas...
Esa vieja costumbre, de hablar de lo que no nos pasa...
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