
En el subte, en la plaza, en cualquier esquina de Buenos Aires o Madrid.
En la tela de la araña, en la caída de la flor, en el otoño más silvestre y febril.
Allí donde las hojas son del mar y de la vida, donde las flores huelen a jazmín por última vez.
Donde la rompiente del río vuelve tormenta la noche en la ciudad, y las luces generosas envisten las veredas al caminar.
Allí donde el silencio no es cómplice y donde puedo perderme en tus ojos sin culpas, es allí donde te amo y donde siento que estás.
Como la brisa de la mañana, el olor a café o el dulce y triste sonido del piano, allí donde sos eterno ante mis manos y cálido como un swetter en invierno.
En ese lugar mágico y fantástico, que sólo existe en mis pensamientos, allí te amo.
Hermoso Pagnotta, como siempre...Nicky
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