
Cuando hablo de mi, hablo de mi alma desnuda que tiembla como una lengua en el agua, aquella de la que habló Cortazar.
Hablo de la cercanía de los amores, del cuerpo febril, de las manos revolucionadas, del semen derritiéndose en la espalda, de las caricias, de todas aquellas palabras mojadas en el fondo del mar.
Hablo del alma quieta, de vos, de la vida, de nosotros huyendo hasta terminar.
De las palabras que escribo para por fin superar el dolor, y atravesarlo como una ruta corta, sin miedos ni frenos.
Hablo del alma que respira oxígeno, que no tiembla y dibuja su sonrisa en los perfumes de la eternidad.
hermoso texto, felicitaciones Angie
ResponderEliminarsaludos
Oscar