
La brisa entró, una mañana más.
No había ya temor por encontrarnos. Pensábamos en la distancia y también en que ese mismo bache nos distrajo de nosotros.
Una hora más tarde, habíamos cumplido los desiertos.
No se puede suspirar sin que vos seas parte de mi aire.
Aquello distante y lejano de vos, me atrapa.
Aunque miles y millones de suspiros te lleves y aunque toda mi sangre corra por vos, estás lejos.
La brisa pasó y mañana me pedirás más para calmar tus ojos de nosotros.