
La cena estaba lista. Nos sentamos a comer casi en silencio.
Estaba a punto de degustar el primer bocado cuando un tanto enojado arremetió una pregunta parecida a un misil ¿es cierto que sos infiel?.
El silencio fue absoluto.
Miré la copa de vino, tomé un trago, levanté las cejas - como cuando miento o me sorprendo - y sólo pude decir ¿quién te dijo semejante cosa?.
Él también quedó mudo, supongo que esperaba otra respuesta.
Qué cínica sos, decía mientras revolvía los fideos. "No sos capaz de decirme la verdad", recriminó.
Claro que puedo, le contesté, sólo que me parece inútil hacerlo, ya no tengo motivos si quiera de responderte semejante cosa.
Halagó la cena en forma irónica, se levantó y se acostó diciendo "me das asco"
Lejos está eso de mí, respondí. Claro que te doy asco, nunca te interesé.
me acuerdo de esas escenas!!
ResponderEliminarque mal te trataba, diossssssss
besos
M...