miércoles, 28 de julio de 2010
De nuevo al nuevo
Desterrando la soberbia de la idea del árbol plantado, del casamiento con vestido blanco, de lo azul y lo prestado.
Desterrando de a poco los miedos que nacieron en mi cuna y los prejuicios morales que producen ciertos actos.
Intentando no ver las cosas como eternas, como si se cumpliera el final de los cuentos y seamos felices por siempre.
Nada rosa en el camino, ni rosas que oler mientras preparo un puchero.
En nada de eso creo, ni nada de eso me pertenece.
Ahora paseo en velero, revolviendo a cucharadas el mar del desierto armando viajes en mis sueños, construyendo escritos que valen más que cualquier tesoro.
Proyectando en el cielo, las coordenadas posibles del encuentro conmigo.
Ideando, leyendo, pensando. De nuevo al nuevo mundo de mí.
Y todo eso mañana empieza otra vez y termina en el capítulo tres, con Nietzsche llorando.
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Corazón blindado
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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Nunca había entendido la gravedad Hasta que algo atrajo tu cuerpo al mío No discuto que haya ocurrido algo especial Aunque si se bien que...
Hola, Angie! Gracias por pasarte por mi blog! Yo también ando tratando de encontrarme a mi mismo.
ResponderEliminarhermoso relato y muy verosimil
ResponderEliminarbesos
j.-
Leo tus entradas como poesía (literalmente). ¡Que evolución! Me sorprende.
ResponderEliminarRealmente es maravilloso lo que transmitís. Saludos
ResponderEliminarMarcos Correa