domingo, 22 de noviembre de 2009

Tiempo


Finalmente ninguna ruptura, (cuando hay un quiebre concreto) deja un saldo positivo.
Se trata entonces de aprender. De no desperdiciar lo que se tiene cuando por fin se lo tiene. De no permitir que las contradicciones del tiempo opaquen lo que sentimos. De no fingir si está bien o mal, de sólo ser concretos, aunque muchas veces duela la cruda verdad. Las distancias pueden achicarse si es necesario, pero el tiempo es corto, siempre y cada vez más.
No se puede detener el perfecto avance de lo intrascendente e inútil del cotidiano, ni de lo que realmente importa sin que importe demasiado, como ciertas responsabilidades y obligaciones que contraemos, pero debemos concentrarnos en eso también. Sin embargo no debemos perder la concentración en nosotros, en lo que deseamos, en lo que el cuerpo pide, sin permitirle gritar.
La ley de la vida es corta, el tiempo se termina un minuto después de pensarlo.

4 comentarios:

  1. jeje, es discutible tu concepto de mérito, pero en parte está, si. Besos nene!

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  2. Hacer ls paces con la rutina no implica rendirnos a ella...

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  3. Totalmente Alberto, es hacer las paces simplemente.
    Besos
    (adoro lo pertinente que sos)

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