lunes, 30 de noviembre de 2009

La mejor risa


Una niña esperaba la noche, aún mojada tras sus sueños cristalinos.
Sucede muchas veces, pero ella sonríe con una picardía particular.
El recuerdo de las manos de su hombre enloquecen su risa y se siente flotar en el agua, una sensación casi de ensueño.
No puede dejar de recordarlo, no puede presentir más que el tacto divino.
El cuerpo la necesita nuevamente en movimiento, detesta la asimetría de no tenerlo adentro.
Su hombre, la dibuja entre sueños y susurra su nombre mientras goza.
Una cálida caricia blanca le baña la cara y los pechos.
Disfruta del placer, de ese encuentro ansiado.
Solamente un hombre la hace reír, sólo él.

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