Difunden en Twitter - la red social de moda - un video de dos hombres teniendo sexo en un descampado o bosque. La enorme cantidad de bromas al respecto me genera inquietud. ¿Aún son tabúes estos temas? ¿Aún se puede hacer chistes sobre las elecciones sexuales de los demás?
Por el contrario de la mayoría de los adeptos al video, que toman como gracioso el hecho, yo no me río. ¿Soy una joven con alma de vieja? ¿Debo reírme de qué?. Estas preguntas se disparan en mi mente y encuentro sólo una respuesta posible.
Me es completamente indistinto el mundo sexual de cada uno y estoy absolutamente a favor de la multiplicidad de gustos, aún en lo que atañe al sexo. ¿Cuál es el problema? ¿Qué disco rígido nos vendieron y metieron en la cabeza para sorprendernos por las elecciones sexuales de las personas? ¿Quiénes somos para evaluar, juzgar o decidir sobre los gustos ajenos? Acaso en Twitter todos son señoritos ingleses de su casa, carmelitas descalzas o príncipes encantados que adoran hace 50 años una única mujer? Acaso son tibios seres humanos que sólo lo hacen en la cama, que no necesitaron jamás posturas incómodas para llegar al climax y siempre derrochan su sexualidad sobre un mismo ser y lugar?
No compro ese video. No compro la tibieza y la frivolidad con la que algunos se ríen sin escrúpulos de dos hombres que se tienen ganas y concretan su sexualidad. No compro el tabú sexual de antaño con un pie en 2012. No compro el chiste ridículo. No compro.
Allá ellos, aquí todos los demás.
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