
el esperma derramado en su cara escapa a sus manos fatigadas por complacer a su fugitivo amante
Sus ojos se distraen en silencio, observan lentamente los vestigios de la mesa y el sillón con optimismo.
La noche termina envolviéndolos en un frágil abrazo que saben, más tarde evaporará.
Las luces de la ciudad recaen en el suelo junto a la ropa interior,
un momento más, otro más de placer que se fue junto a los círculos de humo que el tabaco dejó.
electrizante me gusto mucho
ResponderEliminarla foto acompaño bien el relato
cesar
El placer efímero, que se esfuma. Así parece ser todo, aunque pensándolo bien, el dolor suele arraigarse un poco mas en nosotros, ojalá se esfumara como el placer...
ResponderEliminarQue buen relato. Que buen blog.
ResponderEliminarTambién el dolor es profundo porque hubo tanto placer...
ResponderEliminarGracias Alberto y Diego por pasar, me alegra que les guste.
Gracias además a cesar espero mas comentarios.
Saludos