Ayer estuve melancólica, pensé. Mientras tomaba unos mates y dejaba pasar la mañana.
El país, Le Monde Diplomatic, Lo inalcanzable y Dictadura mediática en Venezuela me esperaban, detesté darme cuenta de que estaba en mi trabajo, no por el trabajo en sí, sino por no poder irme a cualquier plaza a ponerme a leer. O a simplemente aprovechar que es viernes y tomarme un pasaje que me lleve a cualquier costa de cualquier lugar, incluso la costanera.
Los viernes están siendo "solitarios". La gente no filtra.
Yo ya no me comprometo a cosas, simplemente me desentiendo de esas responsabilidades.
Las ideas se caen anticipadamente, y se caen aún más con la confirmación de que caerán.
El día y la noche siguen, recoleta-y no caballito-me espera.
viernes, 11 de septiembre de 2009
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