viernes, 11 de septiembre de 2009

Tren


Cada uno tiene su propio castillo, aquel que se agranda o se evapora con la espuma del mar
En momentos de distancia, de ese sentimiento inútil de "extrañar", se cierran mis ojos un instante hasta encontrarme con la persona que añoro.
El tiempo se detiene, las agujas flotan sin rumbo en mi interior, me siento libre hasta que debo salir y conectarme de nuevo con la realidad.
Un paisaje quieto, un árbol agitándose rabioso, un beso, y un cajón lleno de cartas, pulsan el próximo vagón.
El tren espera partir, salió hace un instante de la vía.

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