miércoles, 23 de septiembre de 2009

Lejos y cerca


Caminaba inquieta por las calles. Me detuve en una cortada de mi barrio, en la que había pasado muchas de mis tardes imaginando, jugando y escribiendo en mis cuadernos. Mis padres decían siempre que no hablara con extraños, sin embargo ese día no pude cumplir aquello que rutinariamente juraba.
De pronto una brisa despertó mi vista, los ojos de ese hombre me cautivaron de un modo especial. Su estructura física y su mirada, retumbaban como ecos que sonaban en mi interior. Bastaban sus ojos para envolverme en algo que jamás me había ocurrido, hasta entonces.
Me acerqué sin pensar. Le pregunté si tenía hora y luego pensé que era una forma estúpida de encarar una charla con el hombre misterioso, como prefiero llamarlo por hoy.
Me miró sonriente, revisó su reloj y me dijo que eran las 21 exactas. Su voz gruesa, su expresión masculina, su tinte de plata en el cabello, el aroma, las manos, era un conjunto de virtudes, y todo me conducía a mirarlo desde la emoción, desde la búsqueda resuelta.
Agradecí su amabilidad, me concentré en mirarlo fijamente y me despedí. Un simple gesto anticipó un hasta luego.
La noche siguiente fui hasta ese pasaje donde había encontrado la mirada que tanto esperaba, pero el destino escribe líneas sin trazos. Cada tarde, durante varios días realicé la misma actividad. Ya no lo encontraría más, pensé.
Sucede que a veces, muchas de las cosas que nos impactan momentáneamente, con la intensidad aniquiladora de la emoción y las ansias, lo inexplicable, lo que no se puede poner en palabras; esas cosas sencillamente escapan fácilmente, se desvanecen. Quizás de lo que nunca nos percatamos, aquello que nunca observamos, sea tal vez ese lugar soñado y deseado, “eterno”.

2 comentarios:

  1. Quizás lo significativo esté en lo que no buscamos y que encontramos. Lo que nos toma por sorpresa y nos conmueve, precisamente por lo inesperado de su presencia. Ha sido muy interesante pasear un rato por tu blog.

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  2. Gracias Alberto.
    Si, justamente creo en eso mismo que decís. Lo inesperado que se vuelve deseado, interesante. Casi sin poner un minuto de atención en eso, pasa.
    Gracias por escribir.

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