martes, 1 de septiembre de 2009

Billinghurst


La música clásica me relaja. Me da esperanza y ganas de ponerme a hacer ballet. Me motiva llorar por horas también, sobre todo esta canción. El piano tan crudo. Tan estricto. Me recuerda a mi infancia donde pasaba horas tocando el piano de cola hasta aprenderme sinfonías infinitas. El balcón del departamento de mi tía, que ahora es mi balcón. Los ojos celestes e inmensos de mi abuela la noche que se despidió. Los cumpleaños, navidades y pascuas. La guitarra de los conciertos, las partituras y las clases de inglés. Billinghurst, allí estoy ahora. Allí estuve siempre también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Corazón blindado

 Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo,  con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...