Toda la vida fuiste una mierda.
Una sombra de vos mismo.
Un lugar áspero donde acurrucarme.
Aún así, ahí estaba.
Aún así, me buscabas.
Aún así, te encontraba.
¿Qué se puede hacer cuando no hay silencio? Decir las palabras indecibles, decir lo que no debería decirse y hacerlo voz.
Quizás vuelva a tropezar con vos, con la piedra de tu boca.
tropezar de nuevo, sí,
pero no caer.
No más.
©Angie Pagnotta-Depersia
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El poema también podría llamarse Brindo por tu ausencia.
El dolor extrema la sensibilidad, Angie. "Con la piedra de tu boca..." Extrema expresividad, casi física. Me impactó.
ResponderEliminarAbrazo grande.
¡Muchas gracias, Carlos! Que bueno que te haya gustado este impulsivo texto. ¡Un gran, grandísimo abrazo! ¡Gracias por pasar!
EliminarTropezar y no caer, quizás el atajo para seguir adelante.
ResponderEliminarAbrazo
Tal cual, Horacio. Que así sea.
EliminarAbrazo grande, gracias por pasar.
No tropezarse de nuevo con la misma piedra!!! hay que mirar bien. Besos
ResponderEliminarHay que mirar bien, es cierto...a veces cuesta ¿no?
Eliminar¡Gracias por pasar, Hanna! :) ¡besos!