domingo, 19 de agosto de 2018

Dia de la niña, a mi niña


Cuando era chica escribía mi nombre como ANGI y en vez de un punto en la i ponía un corazón. Fui “Angie“ desde mis 4 o 5 años, aún no recuerdo el puntapié inicial pero sí recuerdo que en segundo año con la Teacher de inglés en el colegio vimos “Angie“ de Rolling Stones y ahí la señorita me dijo “mirá la chica de la canción se llama igual que vos“, en ese momento anclé el recuerdo en el que me sentí Angie. A veces me pongo a pensar en mi verdadero nombre y no me hallo, no me encuentro ¿alguna vez lo sentiré propio?

Me gustaban las cosas de color rosa, violeta y rojo, en el orden inverso hoy me gustan las mismos colores. Empecé a escribir porque intenté dibujar (como lo hacía mi hermana: tan bien, tan lindo) y me salió tan pero tan mal que fui por el paso siguiente: me puse a escribir. Documentaba cosas del día con fotos, recortes, dibujos y palabras en un diario de corazones rosas y lilas al que se accedía con llave y que, al abrirlo, tenía forma de corazón. 

También me gustaban las tortugas ninjas y, sobre todo Rafael: era medio tontolón pero era ROJO, era valiente y aunque a veces tenía miedo iba al frente. El rojo fue mi color siempre, por eso cuando mi papá me hizo de independiente, no dudé. Me regaló un diablito rojo que aún recuerdo y lo que más recuerdo es que me ponía en sus hombros y saltábamos mientras cantábamos el “ico loco“, una canción supongo, inventada, mezcla oda a independiente y oda al barrio. 

Recuerdo que me gustaba encerrarme adentro de un placard y con una linterna iluminaba un librito de cuentos de terror que leía muy entusiasmada y lo que me asustaba más que nada era la voz de mi papá llamándome a comer o sus pasos aproximándose en mi silencio mientras leía. También me acuerdo que pensaba que esa era mi casita, mi departamento de adulta y lo decoraba. Papá después acomodaba todo porque ese espacio era donde él guardaba sus herramientas y yo lo desordenaba para jugar, pero no mucho, me portaba bien. Después pintaba e invitaba a mi familia al patio trasero a que vieran ''mi exposición'' hay un video de eso porque papá grababa todo, cada paso. Al día de hoy lo hace pero con su celular. 

Ya de chiquita era coqueta, me peinaba y arreglaba mucho, sobre todo cuando me podía vestir sola y elegir mis propios vestidos pero, honestamente, mi mamá tenía buen gusto y me ponía linda siempre. Me emocionaba mucho cuando mis tías me maquillaban con las cosas de grande ¡era lo mejor! y me perfumaban rico...me dieron todos los mimos. La maestra descubrió que era coqueta y me ponía su perfume, un perfume que jamás supe cuál era pero que no olvidaré, como sus ojos verdes, hermosos y su sonrisa siempre franca. También me gustaba ver a mi abuela Eve maquillarse, me parecía hermoso verla arreglarse con el Angel face, con la delicadeza con la que se pasaba el delineador por los labios, siempre en un rosa perlado sutil, que le quedaba precioso. Mi abuela se reía y me contaba historias. Siempre la pienso con una sonrisa.

Los recuerdos de la infancia son como atrapasueños, en algún momento ves el centro de lo que sos, pero la mayoría del tiempo ves el álbum completo, el alrededor, el momento en el que te convertiste en una pieza con todos esos enigmas que eras. Volver a esos instantes siempre te conecta con algo que jamás dejaste de ser y eso, es precioso. Celebro ese instante y este en el que escribo esto. También celebro la noción de que quizás, algún día, tenga mi propia niña o niño en mis brazos y, tal vez, pueda grabar y registrar sus procesos, tal como lo hizo mi padre conmigo.

1 comentario:

  1. siempre encontras la forma de decir en palabras simples cosas hermosa me encantoooo¡¡ feliz dia angie!!

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