En las rupturas no se trata de quién hizo qué cosa para que sucedan. Algunas rupturas simplemente pasan. La química (inexistente) deja de ser química. Los besos tienen gusto amargo y son cada vez más breves y ni se cierran los ojos al besar. Las manos no buscan las manos del otro para aferrarse. La piel puede estar tranquila sin tener otra piel que la comprima. El sexo se plantea sin juegos, sin demasiados planteos. La chispa, la luz, el fuego: se apaga.
Las rupturas dejan saldos, y el balance debe promediarnos siempre a favor, aunque cueste.
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Esta buena y es interesante la idea de pensar a las rupturas como un balance que, al final de todo, da un saldo positivo.
ResponderEliminarSaludos para vos
Jaime Ríos