martes, 12 de enero de 2010

Infancia en alza


Un hermoso aroma despedía el perfume de los jazmines del patio. La bicicleta estaba apoyada contra la pared de la habitación de mis padres. Una cálida mañana de verano me despertó un tanto apresurada.
Había luces por todos lados, perfume a miles de flores silvestres, chupetines de todos los colores y cintas armándome trenzas en el pelo.
Nada podía fallar ni ser imperfecto.
Después de tomar la leche, iba a mirar televisión un rato, (no me gustaba mucho la tele). Después a preparar el taller para pintar. Un rato antes del almuerzo leí algunos libritos que me animaba a ojear cada tanto. Copiaba algunas frases que me gustaban de Cortázar en mi cuadernito de frases. Almorzamos pastas, siempre pastas los domingos y una mini siestita me esperaba mientras el reflejo del sol me daba en los hombros.
A las 15.3o me preparé el delantal y me fui al pato/taller que tenía. ¡A pintar! había llegado el momento.
Expuse mi obra (varias, mejor dicho) en el suelo, arriba del lavarropas y en la tabla de planchar de mamá. Mi papá tomo unas fotos, dijo que todas eran bellísimas.
Pero, el problema de todo ese momento era que quería crecer, ser adulta YA! y así pasó más rápido el momento de la infancia. Y así crecí, queriendo crecer más.

1 comentario:

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