lunes, 15 de abril de 2019

Diario de escritura



01/06/2017
Cada vez que voy al taller viene la euforia/furia/construcción. Viene un telón violáceo que me cubre entera, que se apoya como una mantilla sobre mi pelo y se acomoda despacio entre los dedos que teclean la máquina, las notas, el mate, la lectura en voz alta y los ojos de mi maestro escuchándome. Él ve mi postura, la observa. Pocas veces me interrumpe y siempre me deja ser. 
Hoy, por ejemplo, me desconfiguró todo lo que venía pensando sobre Nada que no quieras y lo hizo en un segundo. Él tiene la fuerza del mar, la fuerza de arrasar. Cuando digo esto no hablo de derribar porque cada lección es un nuevo acercamiento a lo más genuino que existe en mí, en mi profundidad como escritora. No subestimes al personaje, dijo, y esas palabras aún rebotan en mi cabeza. ¿Qué quiero hacer cuando escribo? ¿Qué estoy diciendo con esto? ¿Cómo es mi personaje? Nada se puede escribir si no tenés los límites de tu personaje y entonces mi maestro habló de los límites primeros, de aquellos que contornean la figura pero no la comprimen. 
De tarea tengo que pensar (y después escribir) un perfil de Vicky/Sophie/Layla en por qué quiero que sea de una forma, en por qué necesito que sea así. Sin trucos, sin artificios y, si los hay, que nunca estén por encima de lo que quiero contar. La segunda tarea fue leer dos libros y la tercera escribir este diario.

¿Cuáles son las motivaciones de mi novela?

©Angie Pagnotta-Depersia

2 comentarios:

  1. Me gusto mucho!! me sentí muy identificada con tus palabras. gracias!!!

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    1. ¡Muchas gracias, Sofía! Que gusto saber que te sentiste identificada y te gustó. ¡Gracias por comentar!

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