Escribo desde el callejón, pero escribo.
Dibujo desde la palma hasta el centro del mundo, para encontrarte.
Recupero entre las sombras pedazos de vos.
Me intento encontrar para desnudar el velo. Acaricio, intuyo, callo.
Destapo tus silencios con mis mimos. Me acomodo, me enjaulo, me encierro y vuelvo.
Aparece el deseo, se revierte, se convierte, se calla.
Vuelve. Volvemos y son las 5, las 7 y las 12: termina el encanto.
Acaricio el techo de tu espalda, acaricio aquella sombra que dejas cuando te vas, repito, muerdo, vuelvo.
Escribo desde el callejón, pero escribo.
Dibujo tus manos en mí, pero prometo no resignarme más.
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