sábado, 28 de abril de 2012

Intacto mi silencio

Catarata de mentiras que dejó el inevitable destino, en el aire. Noches y madrugadas riéndonos ¿para qué?. Frases en mi espejo y en el tuyo, destiñéndose por la cobardía. Horas y tardes compartidas que fueron marcadas a fuego en mi memoria, que olvida. Canciones que compartimos y sonaban en tu honor, aquella del viernes 3 AM y los saludos de buen día, borrados para siempre. Inmensas sonrisas que robabas y robaba yo también.
Siempre creí en vos y en mí como una conjunción de espacio y de tiempo. Casi como la fusión de dos figuras que al encontrarse, podían tejer una amistad real y verdadera. Siempre creí en tu dulce mirada y en tu palabra espesa, aún cuando me dijeras verdades que no quería oír. Y esa era la clave del éxito que tenías: confiaba en tu palabra, porque nadie había sido tan clara y sincera. Y ese es mi dolor, porque ahora me siento desnuda ante tus ojos de dama de hierro y sin quererlo, querida amiga, te dejaste llevar por las irremediables y sucias ambiciones de gente que ya no puede más que hacer doler.
Y ahí estará tu pena, tu olvido y tu enojo, compartiendome un trago en la noche helada, y yo y mis otros demonios irán en busca de tu olvido. Y yo, y mis otros demonios irán perdidos hasta encontrarte, quizás, algún día.
Y ahí, entre una mirada que ya no será la de siempre, dirás tus verdades que sólo para vos son ciertas y ahí, yo, ya encontrada en mí, diré mi versión y mi verdad con la misma verdad del cariño que te tuve y aún queda.
Intacto estará mi silencio, porque así lo quisiste y así lo quiero. Intacto, hasta que un día ya no tenga sentido hablar ni nombrarte.

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