
No puedo acusarte, no puedo llenarme la boca de los portazos. No puedo frenarme en tus silencios. Ni puedo- mucho menos- hacerle caso a tus palabras. No puedo visitarte tanto como deseo. No puedo decirte que me esperes en el viejo bar de siempre.
No puedo tenerte por el simple hecho de no querer romper nuestro mundo, otra vez. No puedo prometerte casamiento ni aceptar que sos mi ángel espía. No puedo detenerme en tus pausas ni tomar por cierta cada una de tus dulces mentiras.
No puedo por vos ni por mí, y no puedo poder lo que puedo.