Húmedos y con dos gotas de perfume.
Sus dedos suaves como algodones.
Su pecho firme y su espalda es como un océano transparente.
Sus lunares en la cara son pequeñas pintitas de cielo.
Su voz inmensa y dulce al decirme en el oído te quiero.
Su suave mirada de niño, su reveldía inmoral en las manos.
Despacio. Muy lento.
Analizando cada diferencia del cuerpo en la propia.
Buscando simetrías para permanecer.
Duermo. Duerme.
Sus manos rodean mis hombros, cierro los ojos para soñarlo.
Caigo en la tentación de nuevo.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
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Corazón blindado
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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Nunca había entendido la gravedad Hasta que algo atrajo tu cuerpo al mío No discuto que haya ocurrido algo especial Aunque si se bien que...
que relato tan seductor
ResponderEliminarsaludos
j.--