viernes, 6 de agosto de 2010

Brillar


Una vez alguien muy importante, me dijo que no debía poner tanto empeño en las cuestiones amorosas. Que me ocupe de mí, que sea yo quien decida las cosas por hacer, decir o pensar.
Que me tome mi tiempo para mí, que me encuentre conmigo.
Que sea yo la única que decida sobre cosas relevantes en mi vida. Que me ría más, que deje a un costado las lágrimas. Que salga del pozo, de cualquier pozo que esté cayendo, dentro o por caer.
Que abra mis sentidos, mi mente, mis ojos. Que esté atenta al encuentro pero no pendiente.
Que construya, si quiero castillos en el aire. Que haga simplemente, lo que me cause felicidad.
El resto, me dijo, aparecerá solo. Con brillar, alcanza, recordó.

2 comentarios:

Corazón blindado

 Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo,  con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...