Alguna cosa quería escribir. Algo quería decirte. De golpe sentí en el pecho una tristeza sin retorno. Si algo te hacía mal, me haría mal a mí también. Me pedí no ponerme así pero ya era tarde. Cuando la tristeza te invade, invade. ¿Cuántas horas más pasarían? ¿En qué momento dejarías de respirar? Eran algunas de las preguntas que resonaban y me dejaban sin respiración a mí.
Creo que todos tenemos –en mayor o menor intensidad- el
anhelo profundo de ser inmortales o mejor dicho, de no atravesar la muerte. ¿Qué
se hace cuando se sabe una verdad antes de tiempo? ¿qué se hace –si esa verdad-
es irreversible?
Yo lloro, triste. Vos venís dando todo, ofreciéndome más. Venís dispuesta a curarme. Tu gesto siempre es enorme. Lloro. Quisiera que nunca te
pase nada. Te sonrío levemente y pienso que muchos hablan de la angustia. Dicen que atravesar el
dolor es necesario, pero nunca dicen cómo…
me gustò.
ResponderEliminarMuy bueno lo que escribiste Angie. No porque sea alegre, claro, sino porque es acertado, al menos lo es para mí. Atravesamos diferentes experiencias pero cuando llega la tristeza, esa sensación tan desoladora, es como vos decís, todos saben decir una palabra. Y son muchas las buenas intenciones. Pero nadie tiene la respuesta, el método, la forma. Nadie -como vos decís- dice "cómo". Nadie en verdad lo sabe. Muchas gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias Fernando y bienvenido.
ResponderEliminarGaby querida, la alegría de leerte siempre.
GRACIAS A LOS DOS.