Hediondo, sucio, insolente.
Verte ahí. Como un recuerdo, un mal presagio o un desacertado reflejo de mis actos.
Verte ahí. Desnudo, quieto, apagado.
Considerar tus partes como partes, sin un todo.
Con tu olor a hueso, tus párpados brillantes y tu fatigada voz mentirosa.
Verme ahí, esperando algo. Creyendo en el milagro que no pasará jamás.
Sintiendo cada derrota como una futura revancha o victoria, de un tiempo mejor.
Verte ahí. Avejentado, temible, desquiciado. Casi como un muerto o un hombre que sólo vive en esta tierra, pero que en verdad, está rendido.
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