Unos días después de la tormenta, decidí emprender un nuevo destino.
Todo lo que me había alejado de mi, de mis creencias y mi personalidad, retomó contacto y estaba nuevamente dispuesta a avanzar.
Ya no podía corromperme ni tenía motivos para hacerlo, ya no.
El cielo se despejó y pude ver más allá. Y entiendo que si se nubla de nuevo mi imaginación hará el resto.
La ruptura, es un desafío a superarme y allí estoy, superándome.
La foto fue sacada por mí hace unos meses en el balcón de mi departamento
jueves, 11 de febrero de 2010
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Corazón blindado
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