viernes, 23 de octubre de 2009

Ideas al aire del amor


Ayer con una amiga debatíamos sobre el sentido real del amor.
Algunos hombres son psicópatas, decíamos. Están dispuestos a en todo momento revisar cada mínimo rincón íntimo de nuestras vidas, cegados por los celos, por la paranoia, por creer que somos un tesoro de sus brazos que no debe brillar más que entre sus manos.
Otros, son maduros, bohemios, con una mística permanente de cultura, intelecto, lucidez. Pero, están en pareja, son casados, tienen hijos y al menos 15 o 20 años más que los condicionan a pensar que no tenemos nada que ver, generacionalmente somos distintos.
Después están los de nuestra edad o menos, pensando en el i-pod nuevo, en el super clásico, en cómo vamos a tener sexo, y hasta en qué lugar pasarán el verano: gesell o san Bernardo.
Pero como siempre, hay gente para todo, incluso para que el amor sea correspondido en esos términos. Allí radica el problema principal del amor: aceptar.
Si hay aceptación por parte del otro, todo saldrá mínimamente bien, o por lo menos no derivará en un complejo problema.
El hecho de no querer modificar de raíz la estructura del otro, también. Decíamos con mi amiga que eso no tiene sentido alguno: ¿para qué intentar o querer cambiar a alguien? que sea como sea, y si nos gusta: bingo.
También pasa por acceder a cosas que quizás no nos gusten tanto, pero que sean digeribles. No puedo dar un ejemplo de esto ahora, sería caer en una obviedad.
Hay gente para todo, quizás para mí también.
Veremos que sucede, algunas conclusiones sacamos.

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