lunes, 17 de septiembre de 2018

El árbol del corazón

PH: Angie Pagnotta


El árbol de mi amiga Tatiana tiene forma de corazón. Como ella, que se brinda y abre su intimidad a un pequeño y selecto grupo de privilegiados. Que linda es la sensación de recién conocerte con alguien y sentir que ya te encontraste y te conoces, la gente del “lapsus“ que no teme al lapsus...esa gente tan querible. Tatiana nos unió por esos hilos invisibles que nos conectan, así suceden las mejores cosas. 
Mi cabeza se va un instante y miro hacia adelante y me digo: “que cagada, que justo ahora....”, a veces tengo esa sensación de llegar tarde a una fiesta que se puso buenísima pero ya termina, o como cuando te dicen ¿probaste la torta? Y decís que no y te miran con lastima para rematar con un “la cocinó Francis Mallman”. 
Una sensación de KEEEE me invade por momentos. Pero justo ahora, casi, tal vez, esto es así. 
Y tal vez mañana desde alguna calle impronunciable de Berlín recuerde el árbol y el corazón de Tatiana, así como también el corazón de todos los que amo, admiro y quiero. Tal vez en ese momento piense que todos ellos están ahí, también, latiendo conmigo. 

2 comentarios:

  1. Ciertas relaciones y las sucesivas sensaciones que nos generan son prueba de que un simple reciente encuentro es en realidad un reencuentro que viene de un tiempo más lejano del que tenemos en mente... Es medio inexpresable pero qué maravilla poder sentir así, Angie, pese al desfasaje que por momentos se percibe entre uno y otro tiempo, no?

    Abrazo.

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    1. ¡Totalmente de acuerdo, Carlos! Increíble pero así es. Esa gente que parece ''de toda la vida'', esa gente que avanza con uno como si los códigos que establecimos fueran de antaño...y solo segundos, tal vez, un rato...¡abrazo, gracias por pasar, como siempre!

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