Hoy fui feliz y es insoportable. Tener la sonrisa anclada en la cara. Mirar todo con una ternura inhóspita. Alargar la cara hacia los costados con una media sonrisa tibia y equivalente a una manta en invierno, tener el tic de los ojos sonrientes, elevados, drogados de caloventor y confortabilidad extrema. La sola idea de felicidad, ese borde entre lo que no existe y se construye, ese limbo cuasi sutil donde vos y yo coexistimos en un mismo plano físico, me perturba. La idea, casi escabrosa, de alejarse –del todo– del dolor ¿existe?
Quizás todo esto está en un plano paralelo a la realidad y mi felicidad fue ficción, quizás nada de todo esto/eso pasó y, así, este pequeño caos que siento se me pase esta noche cuando me meta en la cama, cierre los ojos y lentamente caiga en la cuenta de que sigo engrapada y el gato es mi único enfermero.
es muy cierto que a veces la felicidad es así me encanto el texto!!
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar, Fede.
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