miércoles, 20 de marzo de 2013

Prisionera


Prisionera, lejos del rumbo.
Huiste de este y otros tiempos, en busca de algo mejor.
Tu espada acribillada en la vereda, y tu perpetua blancura
son el manto que siempre traerás en tus hombros.

Las sombras se entorpecen con el sol, preferís la oscuridad
el rastro de sol dibuja el movimiento, ese mismo movimiento que antes era placentero.
Tus piernas largas te guían y chocan inmortales ante un semidios desnudo,
ese mismo demonio que te abrió tus peores pecados.

Te dejas caer. Te dejas vencer por la tentación amarga de sus besos.
La prisión es un lugar en el que te sentís cómoda. Estás acostumbrada al encierro.
Pero el circuito de tu mente cambió. Las cadenas se hicieron luz en tu pensamiento
y los deseos que luego fueron besos, no volvieron jamás.

Pedís que te ahorque el placer. Que las manos duelan tanto como puedan doler.
Girás. Aceptás. Temblas. Te movés.
Prisionera, lejos del rumbo. Te quebrás.
Tu espada acribillada en la vereda, y tus manos asustadas marcaron la distancia
y sólo entonces, tu perpetua blancura -la soñada- llegará para siempre hacerte perder.

2 comentarios:

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